Yassin Haj Saleh es uno de los intelectuales opositores más importantes de Siria, condición que le ha supuesto ser también blanco de cruentos ataques de parte del régimen y de sus “amigos” en la prensa siria y libanesa. Pasó 16 años en las cárceles de Hafez Al Asad, a donde llegó con apenas 20 años, acusado de pertenecer al sector crítico del Partido Comunista Sirio, tras cumplir más de una década y media en las peores cárceles del régimen (incluida la tristemente célebre prisión de Palmira) salió, como todos los presos políticos, con sus derechos civiles recortados: No tiene derecho a ser contratado por ningún organismo oficial, no tiene derecho a viajar, incluso no tiene derecho a participar en las teatrales “elecciones” que convoca el régimen cada 4 años para “elegir” un parlamento de poetas y aplaudidores profesionales, o cada 7 para volver a confirmar el amor profundo que siente el 99,999% de la población siria hacia su querido presidente.
Desde el inicio de la revuelta popular en marzo pasado Haj Saleh se encuentra, como muchos otros intelectuales y activistas opositores, en la clandestinidad. Sigue publicando sus artículos en la prensa árabes porque, aparte de otros motivos más “intelectuales”, es su único medio de subsistencia.
Ayer se supo que la dirección provincial de Raqqa, provincia de origen de Haj Saleh, recibió la orden de embargar todos sus bienes y sus fondos. No se sabe muy bien quién dio esta orden y bajo qué derecho. Tampoco hace falta saberlo ya que el poder en Siria no tiene porqué perder el tiempo en dar explicaciones. En su perfil de Facebook, Haj Saleh se tomó la noticia con humor; No tiene nada, así que poco le pueden embargar.
Este acto -anecdótico y carente de importancia en comparación con otras graves fechorías- del régimen sirio es un ejemplo más de cómo se puede llegar, incluso sobrepasar, al límite de lo patético. Cuándo el odio y las ganas de anular a alguien nublan cualquier nivel de razonamiento, por ínfimo que sea, se hacen este tipo de estupideces ridículas. El régimen sirio es un maestro, aparte de robar, mentir y matar, en hacer el ridículo.
[La Venganza de la Primavera de Damaso- Yassin Haj Saleh| Rebelion.org]
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