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16.9.11

29º Aniversario de la Masacre de Sabra y Chatila

Septiembre siempre será negro para Palestina. Este mes albergó una parte importante de las escalas de sangre y dolor de un pueblo que vive una surrealista y macabra odisea desde 1948. Ni los que se quedaron se les permitió vivir, y menos aun a los que tuvieron que huir y hoy en día siguen viviendo en campos de refugiados. Maltratados por hermanos y desconocidos, por parientes y enemigos, la fecha de hoy es el doloroso recuerdo para ellos, es la fecha de una de las más terribles masacres desde la II Guerra Mundial: La matanza de Sabra y Chatila.

Como maliciosa fiebre que siempre pregunta el paciente qué más daño le puede hacer, la invasión israelí del Líbano no paraba de provocar sufrimiento, dolor y destrucción. Querían acabar con la OLP, y para este deseo tenían demasiados ayudantes, ya sea por acción o por omisión, la Falange Libanesa y su milicia “Fuerzas Libanesas” (más tarde separada y enmarcada en su propio partido político) eran ayudantes muy activos y con mucho odio que ofrecer. Tras más de dos meses de asedio a la capital libanesa y miles de muertos la OLP decidió abandonar Beirut. Unos barcos con la bandera de la Cruz Roja se llevaron a los guerrilleros rumbo a todas partes pero a ningún destino. Atrás quedaban cientos de miles de refugiados palestino indefensos, de cuya protección se responsabilizarían Francia y EEUU como parte del acuerdo con Arafat. Tras solo dos semanas ambas potencias se desentendieron del asunto y los campos de refugiados quedaron desprotegidos.

El 14 de septiembre, un activista del Partido Social- Nacionalista Sirio, llamado Habib Al- Shartuni, hizo estallar una carga explosiva en el piso de su hermana, situado justo encima de una sede de la Falange Libanesa en Beirut. Bashir Gemayyel, hijo del fundador del partido y presidente recientemente elegido por un parlamento rodeado de tanque israelíes, era el objetivo. Bajo los escombros de aquel edificio de la zona de Ashrafiya se enterró un proyecto aislacionista y pro israelí. Había que vengarse, daba igual de quién, había sed de sangre.

Dos días más tarde unidades del ejército israelí rodearon los campos de refugiados por completo y dejaron paso a la milicia falangista, que se encargó de entrar a ambos campos de refugiados y “limpiarlos de terroristas”. Durante varios días los milicianos falangistas se pegaron un festín de muerte y sangre, de terror y dolor, de violaciones, amputaciones, decapitaciones, fusilamientos. Hubo de todo y sin reservas. Todavía hoy no se sabe exactamente cuánta gente inocente murió en aquel acto salvaje, pero 3000 muertos parece la estimación más repetida.



Veintinueve años después siguen las cicatrices de aquella masacre. Huérfanos, amputados, heridos, desaparecidos.. Mientras tanto nadie ha respondido por aquella atrocidad. Ariel Sharon, en aquel entonces ministro de defensa de Israel y responsable directo de la planificación y ejecución de la masacre pudo continuar siendo un criminal sin escrúpulos hasta que llegó a abuelete. Elie Houbeika, uno de los jefes de Fuerzas Libanesas y señalado como máximo responsable de los que hicieron estas milicias se pasó al bando sirio dos años después y se convirtió en Señor de la Guerra por su cuenta y en Hombre Fuerte del régimen de Asad entre los cristianos libaneses. Tras el final de la guerra civil en 1990 continuó disfrutando del apoyo sirio convirtiéndose primero en diputado (por el mismo distrito en el que quedan los campos de Sabra y Chatila) y luego en ministro del gobierno pro sirio. Murió a principios de la década anterior en un atentado de autor desconocido. Otros jefes militares de las milicias falangistas viven hoy placenteramente en Líbano, Canadá, Australia o EEUU. Falange Libanesa y Fuerzas Libanesas son partidos legales en el país y bajo la dirección de las mismas familias políticas de aquel entonces son considerados hoy partidos “Pro-Occidentales” (o sea, de los “buenos”, de “Los Nuestros”).

Esta masacre es solo una parte de lo que el pueblo palestino lleva sufriendo más de seis décadas. El silencio cómplice de algunos y la impotencia de otros ha permitido que este pueblo sea maltratado y masacrado sin consecuencias para los criminales. ¿Despertará el mundo en algún momento?

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