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2.9.10

Los enemigos de la paz

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No sabría decir porqué la estampa de Abbas y Netanyahu reunidos hoy en Washington es noticia, no creo que sea por inédita, tampoco lo son los discursos de ambas partes ni el de el patrocinador estadounidense, otro ciclo de reuniones clónicas de las que llevan ya dos décadas repitiéndose sin éxito alguno más que acrecentar el pesimismo y una pérdida de expectativa de un futura mínimamente positivo que lleva al sufrido pueblo palestino a posiciones real y auto- destructivamente nihilistas. Quizás esta situación en sí sea un éxito para alguien, ya se sabe que incluso las catástrofes tienen sus élites y sus mercenarios.

Estas estampas, que parece que son en sí una meta y no lo que pueda (o sea imposible) que salgan de ella, vienen como fruto de un chantaje de Obama a la ANP, que sufre un desgaste de popularidad y legitimidad flagrante, a parte de una impresionante crisis económica que la mantiene al borde de la quiebra. Obama necesita esta foto para vender algo en el capítulo de política exterior en las próximas elecciones legislativas, Netanyahu le hace el favor al aliado y de paso hace una campaña de relaciones públicas, y Abbas va preso de su propia condición de presidente de una "autoridad" que se sostiene gracias a su red de relaciones internacionales, y a esta red ( en la que se incluye la Liga Árabe) se debe que acuda a una negociación absurda y sin horizonte aun sabiendo que mina aun más su escasa credibilidad ya no sólo en los sectores del pueblo palestino sino en la propia OLP.

En su discurso de anuncio de las negociaciones, Hillary Clinton llamó a no dar oportunidad a los "enemigos de la paz" para minar estos esfuerzos por acabar con un conflicto que ya es componente esencial y orgánico de toda la estructura política, social y económica de Oriente Próximo, y en ese mismo discurso apeló a la "voluntad de paz" para afrontar la "realidad" de que "ambas partes han de hacer concesiones dolorosas" en pro de una solución definitiva. No se sabe qué más concesiones puede hacer el pueblo palestino, ya sea el gran sector que malvive en la diáspora, o los palestinos sitiados en Gaza o los cuasi presos en sus propias casas en Cisjordania. Lo que sí se sabe es que lo que Israel tendría que hacer era cumplir con la legalidad internacional, pero hablar de esto ya es utópico, o absurdo, o lo que sea..

Hamás ha hecho lo que se esperaba que hiciese, ha intentado adelantar el más que previsible fracaso de las negociaciones, esto no sorprende a nadie, más bien sorprendería lo contrario, lo que sucede es que no es sólo Hamás la que lleva la etiqueta de "enemiga de la paz" según el lenguaje del cuartero. Parece que se ha asentado que la lógica de la "doctrina Oslo" es la única vía reconocida como camino a una hipotética paz, es decir, el camino de la liquidación del conflicto a costa de los derecho del pueblo palestino. Los términos de la negociación llevan a obligar al pueblo palestino a renunciar a la inmensa mayoría de derechos a cambio de que Israel cumpla una ínfima parte de sus obligaciones legales, y a ambas cosas se les denomina "concesiones dolorosas".. Habría que ver quién es realmente el enemigo de la paz.

Por mucho que se intente pintar así, el rechazo a la "doctrina Oslo" no se resume en cuatro islamistas radicales afines a Hamás sino que abarca a muchísimo más. Gran parte de los círculos intelectuales palestinos ya sean islamistas o nacionalistas o de izquierdas rechazan la liquidación de su causa existencial y se niegan a asumir que la única vía para la paz sea esta, no hablamos de milicianos sino de sectores amplios del pueblo palestino y de todo el conjunto de los pueblos árabes, simplificar el rechazo árabe y abreviarlo en la figura de Hamás es una vil maniobra de maquillaje de un proceso político antidemocrático (ya que se les llena la boca hablando de democracia) en el que ni se plantea llegar a un mínimo aceptable para la gran mayoría del pueblo palestino.

Estas negociaciones, con estos agentes y estos términos y esta legitimidad, no merecen el calificativo de "proceso de paz", porque no sirven más que para institucionalizar el poderío israelí para asentar en el terreno elementos que hagan inviable la marcha atrás, dentro de poco será un hecho consumado que el Jerusalén árabe esté poblado en su inmensa mayoría por Israelíes o que Cisjordania esté totalmente fragmentada entre grandes colonias y carreteras de uso exclusivo para colonos. Cada vez que fracasa un ciclo de negociaciones Israel comienza el siguiente negociando a partir del "hecho consumado" que ha impuesto sobre el terreno en el tiempo entre ciclos de negociación, y la comunidad internacional lo avala, lo protege, y no bastando con esto le exige a los palestinos concesiones. Repito: ¿Quién es realmente el enemigo de la paz?

Esperar que un proceso en el que se le obliga a los palestino a entregar todo lo que se le exija sin la más mínima queja antes incluso de sentarse a negociar y luego esperar las migajas que pueda soltar Israel si le apetece tenga la legitimidad suficiente para llevar al pueblo palestino a renunciar a sus derechos es absurdo. Y por encima es a los palestino a los que se les reproche que tengan "condiciones previas".. Es un cúmulo de despropósitos, y de mucho cinismo también.

Las partes hablan de llegar a un acuerdo definitivo en un año, pero si se eleva a vista en busca de este horizonte temporal cabría pensar mucho más en tambores de guerra que en violines de paz.