¡Qué manera de llover!
Acabo de regresar del CEGAC (Centro Galego de Arte Contemporáneo), que es mi centro electoral, y llego a casa empapado, no tanto de sentimiento democrático como de agua por la lluvia que no hay manera de que pare por aquí por “As terras de Breogán”.
Al parecer sólo un milagro logrará que la participación llegue al 50% en España, y eso me hace pensar que, gane quien gane (y parece que será el PP para mi disgusto) el gran perdedor es el Europeismo, y la verdad he de confesar que en esta ocasión no me siento capacitado para criticar a los abstencionistas como de costumbre, porque yo mismo he ido a votar por obsesión democrática mas que por interés en lo que estamos decidiendo.
No se puede culpar al ciudadano, mi dedo acusador se dirige directamente hacia la clase política, a todos, sin distinción de siglas ni de colores, ellos no fueron capaces de ilusionar a la gente, ni se plantearon hablar en serio y explicar de qué va Europa ni qué proponen para dicha empresa. Se dedicaron a tirarse los trastos los unos a los otros.
No tengo ningún reparo en decir que he votado al PSOE una vez más, y por primera vez desde aquel 14 de marzo de 2004, que fueron las primeras elecciones que tuve derecho a voto, no lo hago con ilusión y convencimiento, confié en ellos, y lo sigo haciendo, pero sin ilusión. Las otras veces se hablaba de cambio, de progreso, de avances sociales, pero ahora me encuentro a la Pajín hablando de liderazgo planetario Zapatero- Obama, y a parte de que me parece una salida de tono insultante, por alguna extraña razón (o no tan extraña) me acordé de Aznar hablando Tejano.
Me da miedo pensar que si alguien como yo, obsesionado con la política y cuasi fanático de la defensa de la “obligación moral” de votar, le hacerlo ¿Qué será de los que no tienen esa convicción?
¿Acabaremos siendo como Italia en lo político? Me asusta esa posibilidad.
En fin, esperemos que mi pesimismo sea erróneo.
Este 7 J. es también una cita electoral en el Líbano, un país del tamaño de la provincia de Lugo, pero lo que pasa allí tiene efectos inmensos en la zona.
Los libaneses sufren una clase política penosa, formada por señores de la guerra, multimillonarios inmorales (aunque para mi eso vaya implícito en la definición de multimillonario) y jerarcas religiosos, sufren también una injerencia extranjera brutal, ya que es un país estratégico para los intereses de las potencias regionales y mundiales.
Del Líbano hay que hablar a parte por que es un tema largo, pero me gustaría plasmar aquí mi desprecio a la comunidad internacional por la falta de respeto a la soberanía nacional y al derecho del pueblo libanés a decidir su destino libre de amenazas y chantajes.
De eso hablaremos un día de esta semana que entra.
Video: Li Beirut (Para Beirut), una adaptación del Concierto Aranjuez de la cantante libanesa Fairuz