Era hoy el día marcado por el primer ministro sionista para explicar su punto de vista acerca de la intención de la administración americana de impulsar el proceso de paz en oriente próximo y para contestar a la renovada oferta de paz de la liga árabe después de que la anterior, anunciada en 2002 desde Beirut, haya encontrado oídos sordos, y sus palabras no han hecho mas que confirmar que el pesimismo de muchos, entre ellos el que escribe, no era un intento de aguarle la fiesta a los que habían lanzado cánticos de alegría tras el discurso de Obama en el Cairo a principios de mes sino que simplemente era realismo.
Netanyahu ha dicho con rotundidad que cualquier entendimiento para cualquier cosa ha de pasar por el reconocimiento expreso del estado de Israel como una “Nación Judía”, lo que sería un certificado internacional de reconocimiento del derecho del gobierno israelí a tratar a la cuarta parte de su población de origen árabe y de confesión musulmana y cristiana como ciudadanos de segunda, algo que ya hace “de facto”, y esta exigencia nueva es sin duda producto de la factoría Lieberman, el socio de gobierno del Likud, de ideología racista confesa, y con ella se pretende dejar sin efecto el hecho de que la OLP, Egipto y Jordania hayan reconocido al estado de Israel desde hace años.
Otra de las condiciones del jefe de gobierno israelí es que no está dispuesto a hablar de un retorno parcial o total de los millones de refugiados palestinos en la diáspora, gente que todavía sobrevive en campos de refugiados en condiciones pésimas tras ser expulsados de sus casas y tierras por las milicias sionistas en 1948, o por el ejército regular en 1967. Netanyahu aclara de forma directa que ese no es su problema.
Por supuesto, y como era de esperar, para Netanyahu se niega a cuestionar el derecho hebreo sobre Jerusalén de ninguna manera, para él la ciudad es “capital unificada y eterna del estado de Israel”.
Sobre la posibilidad de la creación de un estado palestino Netanyahu ha dejado bien claras sus exigencias; Dicho estado ha de cumplir previamente todo lo citado anteriormente, aparte de que ha de ser un estado completamente desmilitarizado, dice acerca del tema que “No quiere vecinos terroristas”, claro que para él no es contradictoria esta exigencia con que Israel sea una de las mayores potencias militares del mundo, y que tiene un arsenal nuclear impresionante, del cual nadie puede hablar en occidente sin ser tildado de “antisemita”.
Aparte de la desmilitarización, Netanyahu se niega a desmantelar las colonias ya existentes en Cisjordania, es mas, se reserva el derecho de ampliarlas para satisfacer las “necesidades demográficas”, sin tener en cuenta que, aparte de lo lógicamente ilegal que supone construir en una tierra que no te pertenece, la existencia de las colonias hace completamente inviable la existencia de vida normal en Cisjordania, ya no sólo como estado sino como territorio habitable, ya que las inmensas colonias y las carreteras que las unen entre sí y con el exterior (de uso exclusivo para judíos) crean un entramado que despedaza el territorio palestino en pequeñas franjas separadas entre sí por controles militares Israelíes y que hacen que los habitantes no Israelíes pasen gran parte del día esperando poder pasar los controles para ir al trabajo o a la escuela o al médico, a parte de la humillación diaria sufrida por parte de los militares.
Ya para terminar “las perlas”, Netanyahu ha incluido en su discurso dos puntos que son completamente provocativos.
En el primero de ellos, ha llamado a los árabes a contribuir en el reflotamiento de la economía palestina, devastada por culpa de la política represiva y bélica del ente sionista, y a ello hay que contestar que la economía palestina no necesita el petrodólar sino que necesita que los sionistas dejen de robarle a los palestinos lo que les pertenece, y para citar un ejemplo clarificador decir que, según el Banco Mundial, un colono hebreo en Cisjordania (ocupante completamente ilegal de un territorio palestino) tiene acceso a una cantidad 8 veces superior de agua que un ciudadano palestino, y a mucho mejor precio.
El segundo punto, la guindilla, fue su declaración acerca del respeto de Israel a los acuerdos y la legalidad intencional, algo que choca frontalmente con la simple realidad. Israel es el país del mundo que mas resoluciones internacionales ha violado y con la completa complicidad de EEUU y el silencio mortal del resto del “mundo libre”, además de incumplir absolutamente todos los acuerdos con los árabes, incluso con los aliados de EEUU como Jordania, el ejército sionista nunca ha respetado un alto el fuego, aparte de violar la convención de Ginebra en centenares de ocasiones, aparte de la utilización sistemática de armamento y tácticas militares prohibidas.
Sinceramente, a mí no me ha sorprendido porque tengo claro que Israel no quiere la paz, y Netanyahu no hace mas que plasmar la ideología creadora de un estado antinatura, anti-historia y antilógica, y mientras no quieran la paz honrosa besada en el respeto al derecho del pueblo Palestino, considero que la resistencia a la ocupación es un derecho natural de cualquier pueblo, y que denominar dicha resistencia como terrorismo no es mas que un acto de demagogia repugnante.
Y ahora, a ver como reina el silencio cómplice ante la barbarie y la ocupación…