Manaf Tlas |
Es General de la Guardia Republicana, de pelo largo ordenadamente desordenado, de bronceado perfecto y estilo desenfadado a la par que seductoramente duro, sobre todo cuando a todo esto se le añade el Habano que forma parte tanto de su uniforme militar como de sus modeletes de civil. No se parece al grueso de los oficiales del ejército sirio, pero también es, por méritos propios y dinásticos, pieza vertebral de la milicia. Esto le gusta a Arabia Saudí. A Turquía también. Francia, por ahora, solo hace ojitos.
Para Saber quién es Manaf Tlas primero hay que hablar un poco del padre de la criatura; Mustafa Tlas, el eterno ministro de Defensa (1972-2004) y pieza clave del “Movimiento Reformista” que lideró Hafez Al-Asad en noviembre de 1970 para arrebatarle el poder a la fracción “izquierdista” del Baaz. Bravucón y excéntrico serían los principales adjetivos a dar a este personaje, autodenominado poeta y escritor muy a pesar del gusto literario lógico, y supuesto académico doctorado en Ciencia política aparte de una carrera militar solo sobresaliente en lo que a luchas de poder se refiere: Tuvo un papel secundario en las luchas internas del Baaz entre 1963 y 1970, año en el que pasó, de la mano de su amigo Hafez Al-Asad, a la primera fila del régimen, situación que mejoró y afianzó gracias a su papel al lado de Hafez cuando este mantuvo una lucha por el poder con Rifaat Al-Asad, su hermano menor y Número Dos del régimen, que terminó con la salida del éste del país a mediados de los ochenta para asentarse entre Montecarlo y Marbella.
Al contrario que su discreto y serio jefe y amigo, Mustafa Tlas fue siempre de los de dar la nota, sobre todo en lo que a mujeres se refiere: En los años 70 exigió a una empresa italiana la asistencia de Gina Lollobrigida al acto de firma de un contrato de adquisición de helicópteros como condición para que el acuerdo saliese adelante, movió cielo y tierra para conseguir ser anfitrión de Jeane Manson en Damasco, y las excesivas confianzas que se tomó con una ministra finlandesa acabaron con una queja oficial de ésta, aunque estos ejemplos son de importancia menor comparados con otras facetas que él mismo contó en un libro de memorias que publicó cuando todavía era ministro de defensa y Vicecomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, un libro ante el cual no sabe si es más grave lo que cuenta sobre sí mismo y sobre su jefe o el hecho de que cuente con tanta ligereza y alegría datos terribles sin dar ninguna sensación de entender que está contando algo que “estuvo mal”. Aquí un ejemplo: en 1984 la deuda soberana de Siria se vio incrementada en dos mil millones de dólares porque Hafez Al-Asad le pidió esta cantidad prestada a la Libia de Moammar Al-Gaddafi para darle a su hermano Rifaat una fortunita más que le ayude a decidirse a marchar de Siria y dejar de darle la lata. En aquel entonces las arcas públicas estaban literalmente saqueadas, y el valor del dólar frente a la moneda local llegó a sextuplicarse en pocos meses.
Firás, el primogénito de Mustafa Tlas y hermano mayor de Manaf, fue el primer y, en su momento, más grande exponente del fenómeno de los niños prodigio de los negocios en Siria (y siempre son, casualidades, hijos de altos cargos del régimen.. será porque son más listos) hasta que apareció Rami Makhlouf, primo del actual presidente y autor de algo que parecía imposible: Superar, e incluso multiplicando por decenas, el cinismo y la fortuna del mayor de los hijos de Tlas. Firás Tlas fundó un Holding llamado MAS (Min Ayel Souria: Por Siria, en árabe) y gozaba de situación de monopolio fáctico en lo que a contratos y concesiones con las Fuerzas Armadas y otros organismos oficiales se refiere. Hoy Firás dirige sus negiocios desde Dubai, y procura pasarse a menudo por Facebook para intentar conseguir afinidad con algunos círculos revolucionarios pero sin llegar a cortar del todo con el régimen. Se pinta a sí mismo de gris, gris falso, gris listillo, el gris que no sabe vivir más que ganando, y no solo hablamos de dinero.
Ahora, hablemos de Manaf..
El año 2000, aparte del absurdo de querer vender el ascenso al poder de Basar Al-Asad tras la muerte de su padre como un giro modernizador (con la complicidad de todas las potencias regionales y occidentales), Siria tuvo que ver, otra vez, como la volvían a tratar como una imbécil al promocionar a Manaf Tlas como figura representativa de la joven, instruida, y moderna “Nueva Guardia” que se iba a ocupar de ayudar al joven presidente, que heredó el país como si de una granja de pollos se tratase, a librarse de la carca, casposa, y anticuada “Vieja Guardia”, representada por Mustafa Tlas, que todavía seguiría siendo ministro de defensa 4 años más. Es decir, la “Vieja Guardia”, supuesta culpable de todos los males del país, era antecesora biológica de la “Nueva Guardia” que lo iba a arreglar todo. Manaf aparecía al lado de Bashar Al-Asad en las reuniones del Comité Central del Baaz y en maniobras militares, y de él se contaba lo muy diferente que era a su padre; Más moderno, más aperturista, más culto, más instruido, más familiarizado con las nuevas tecnologías, Es decir, el mismo cuento que se decía del “Doctor” Bashar Al-Asad. Pero el estrellato de Manaf fue bastante fugaz, y su imagen pública se atenuó al mismo tiempo que todo el rollo del cambio generacional pasaba a ser materia de chistes y chascarrillos, pero su posición como oficial destacado de la Guardia Republicana, cuerpo de élite del ejército sirio, sobrevivió a la jubilación de su padre en 2004, que pasó a ser todo un abuelete con sus historietas en las entrevistas a medios extranjeros (la mayoría de las veces rusos) en las que contó, por ejemplo, cómo firmaba sentencias de muerte de decenas de presos políticos a diario en los años 80 sin molestarse en leer los nombres de los sentenciados, o la famosa entrevista con Russia Today en la que acusó a Hikmat Al-Shihabi, Jefe del Estado Mayor del ejército sirio mientras él fue ministro de defensa, de ser agente de la CIA. Ni Shihabi fue juzgado por esta acusación, ni a Tlas le pasó nada por la supuesta “difamación”.
Así funcionaba Siria..
Tras el estallido de la revolución siria en marzo de 2011 el titular constante en lo referente al clan Tlas era el posicionamiento gris de Firás, el hijo mayor del exministro de defensa y magnate de las fianzas. Tlas padre no rompió su silencio en el que se envolvió bastante tiempo antes de la revolución por motivos de salud, ni siquiera con las machacantes operaciones militares contra Rastan, ciudad natal de Mustafa Tlas y base del clan familiar que contaba decenas de oficiales del ejército entre sus miembros. Uno de ellos, el joven Abdelrazzaq, sobrino de Mustafa Tlas y primo de Firás y Manaf, pasaría a ser uno de los líderes destacados de la resistencia armada en la vecina Homs. Manaf seguía siendo oficial de la Guardia Republicana, pero el rumor que recorría Damasco sobre el malestar de los Tlas por la salvajada cometida por el ejército del régimen en su feudo de Rastan, junto con los balanceos de Firás y la ausencia de Tlas padre de los medios de comunicación llevaban a pensar que los Tlas estaban ya fuera de juego. Más tarde, una supuestas pruebas médicas llevaron al patriarca del clan a asentarse, con todo lujo, en Francia, donde ya vivía una hija suya viuda de un multimillonario traficante de armas. Firás estaba ya en Dubai. Solo quedaba Manaf en Siria, en la Guardia Republicana. Pero esto ya terminó..
Hace un par de semanas, las cadenas afines al régimen confirmaban la noticia que había saltado como rumor pocas horas antes: Manaf Tlas había desertado. Salió del país rumbo a Francia vía Líbano. Por supuesto todos los papagayos del régimen se acordaron solo ahora, 4 décadas después, de que los Tlas eran unos ladrones. También algún que otro opositor quiso hacer un ejercicio de amnesia pensando en el beneficio político de la deserción de una de las grandes figuras del régimen. Los 15 días largos que tardó Manaf Tlas en aparecer en los medios, al contrario de los habitual en otros desertores, daban a entender que estaba calculando bien sus movimientos. Fue en Al-Arabiya, canal vocero semioficial de la monarquía saudí. Un escueto (y muy mal leído) comunicado anunciaba que el ya ex oficial de la Guardia Republicana se ponía a disposición de la “lucha del pueblo sirio contra la tiranía”, y datos como querer recalcar la posibilidad de reformar el ejército sin disolverlo o asegurar que había que preservar la estructura básica del Estado como herramienta para preservar la unidad de los sirios "en la era post Asad" daban a entender que Manaf Tlas quería dar imagen de líder coherente y poco exaltado, y su historial militar y su posición anterior y lo que conlleva en lo referente a relaciones e influencia dentro del aparato “salvable” del Estado lo convierten en el peón perfecto para las “salidas políticas a medida” que tanto buscan las potencias regionales e internacionales. Luego de ello, una entrevista muy cómplice en “Al-Sharq Al-Awsat”, el diario saudí editado en Londres que sirve también de recadero del régimen de los Saud y una “Imra” (visita a los lugares sagrados del islam fuera de la época de peregrinación) con altos cargos saudíes como anfitriones se ocupaban de recalcar el mensaje previamente entendido por casi todos: Es el candidato de Arabia Saudí. Luego, una amable recepción, comida de trabajo incluida, por parte del ministro de exteriores turco extendían el mensaje a Tuquía. Falta Qatar por anunciarse. Rusia, cuya relación con Tlas padre siempre fue excelente, parece no disgustarle mucho la posibilidad de entenderse con el General.
Las potencias regionales e internacionales se mueven para buscar quien se muestre dispuesto a preservar sus intereses en Siria para darle apoyo, y si forma parte del ya casi “antiguo régimen” mucho mejor, ya que facilitaría mucho las cosas preservar una parte del régimen en lugar de volver a construir todo desde cero. Esto es Realpolitik. Pero es más ético, lógico, e incluso realista decir que el que piense que el pueblo sirio dio, hasta el momento, más de 20000 muertos, decenas de miles de heridos y detenidos, más de un millón de desplazados y decenas de ciudades, pueblos y aldeas destruidas para poner al hijo de Mustafa Tlas en el lugar del hijo de Hafez Al- Asad es que no ha entendido nada.
No entender nada en lo referente a Oriente Medio en general y a Siria en particular es la norma para los círculos de poder occidental, y el patrocinio de Manaf Tlas sería otro capítulo.. sin más.