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3.3.11

Porqué no hay que apoyar una intervención OTAN en Libia

1- Porque sería como adelantar un parto matando al feto. El pueblo libio no sólo se está jugando el deshacerse de un tirano malvado y sanguinario sino que está en pleno proceso de definición de objetivos según los cuales va a construir su país. La maduración de la revolución es vital para que esta definición sea exitosa. Un futuro sin la foto de la entrada de los revolucionarios en Trípoli no podría ser interpretado como propio y siempre sufrirá la pesada sombra de ser artificial.

2- Porque sería peor que un jarro de agua fría sobre la ascendente corriente libertaria árabe, ya que esta corriente no sólo lucha contra las tiranías, sino que también lo hace contra la idea de que sólo podrán librarse del los tiranos con una invasión extranjera, y ya se vio en Irak lo nefasta que fue esta opción.

3- Porque las revoluciones son procesos históricos que llevan su tiempo, pueden ser de diferentes maneras, pero desde luego que no pueden ser moldeadas para los gustos televisivos de unos o las conveniencias económicas de otros.

4- Porque es mentira que una intervención extranjera ahorraría muerte y sufrimiento, más bien todo lo contrario ya que será rechazada por un amplio sector de la sociedad, y este verá como “colaboracionistas” a los que aceptaron dicha intervención y se producirían luchas internas que podrían llegar a ser violentas si se articulan sobre diferencia tribales (en cambio una victoria revolucionaria, por muy costosa que sea, ofrecería un símbolo unitario de inmensa importancia), aparte de la más que posible afluencia de grupos armados ansiosos por encontrar un punto de fricción con tropas occidentales con el consiguiente sufrimiento de atentados indiscriminados.

5- Porque lo último en lo que piensan los mandatarios occidentales es en el sufrimiento del pueblo libio; Lo que quieren evitar es una crisis energética. Los mismos que ahora se muestran ansiosos por intervenir “humanitariamente” dejaron morir a cientos de miles en luchas que duraron décadas, por ejemplo en el vecino (y mucho menos petrolífero) Sudán.

6- Porque la llamada a la intervención es una más que cínica huida hacia delante de los gobiernos occidentales. Antes de mostrarse tan “dolidos” con lo que hace Gadafi deberían explicarle a su opinión pública sus relaciones con el sátrapa, cuánto y cómo se beneficiaron y porqué lo “rehabilitaron” y lo reinsertaron en la “Comunidad Internacional” pese a ser autor confeso de barbaridades como derribo de aviones civiles y atentados en discotecas y pese a saberse que las víctimas de su brutal represión se cuentan por miles de muertos y decenas de miles de exiliados. Los pueblos europeos deberían pedirle cuentas a esos gobernantes que ahora hacen que les duele el pueblo libio después de haberle facilitado a su verdugo un soporte político y económico que le permitió seguir siento igual (o más) salvaje.

7- Porque los pueblos árabes hace mucho que no se creen que los gobiernos occidentales hacen algo por motivos humanitarios o morales, y tienen demasiados motivos como para no creer nada de eso, y otra injerencia (altiva y paternalista, con un tono orientalista repulsivo) agrandaría más la brecha entre las dos orillas del Mediterráneo. Brechas que hay que cerrar con solidaridad y colaboración entre pueblos, no con trapicheos de gobiernos y multinacionales usurpando términos tan importantes como libertad y democracia.

8- Porque nada es gratis, y se ha demostrado que cualquier precio que haya que pagar a la política occidental siempre irá en contra de los intereses de los pueblos árabes, y estas revoluciones se están haciendo, en gran parte, precisamente para acabar con este chantaje.