30.8.12

Aleppo, y otras batallas..

Tanque del ejército del régimen en las calles de Aleppo (redes sociales)


En Siria ya solo se escuchan las balas y explosiones, y solo se huele la sangre y la muerte. La polítca, a falta de voluntad local, regional e internacional para buscar una solución pactada, se limita a lo mismo que hacen millones de sirios: a sobrevivir y esperar.

Aleppo y otras batallas

La entrada de Aleppo, la segunda ciudad del país en importancia política y económica, al club de las ciudades en armas contra el ejército de Al-Asad ha marcado una ángulo ascendente en el diagrama de los acontecimientos, y muchos analistas ya hablan de La Batalla de Aleppo como una de las estaciones finales en el recorrido. Exageraciones aparte, nadie duda de que la pérdida de Aleppo será un golpe irreparable para el régimen, en cambio una derrota de los rebeldes no supondría un golpe de igual dureza. La Guerra de Guerrillas siempre es más difícil para los ejércitos regulares.

Declaraciones de los entusiasmados portavoces del Ejército Libre sobre que controlan ya el 60% de la ciudad aparte, lo cierto es que sí que controlan gran parte de los barrios más populares, y lo que quizás sea más importante: La mayoría aplastante del rural de la provincia. El ejército del régimen solo está presente ahí en forma de patrullas esporádicas que casi siempre acaban sufriendo emboscadas. Los rebeldes cuentan con la empatía y el apoyo de los habitantes del rural y de las zonas más pobres de la ciudad, y esta ayuda viene a cortar, hasta cierto punto, la enorme ventaja de las fuerzas regulares en cuanto a armamento y efectivos se refiere. Unos están luchando en casa mientras los otros se adentran en un auténtico territorio enemigo. Esta ayuda importante de la población viene a explicar, según opositores, la sucesión de masacres en zonas donde el ejército regular logra entrar; Quieren castigar de manera extremadamente dura (y por tanto ejemplarizante, creen) a los civiles que colaboran con la presencia de rebeldes, y así convertir a la población en un factor de repulsión de los rebeldes, ya que rechazarían su presencia por miedo a las consecuencias. Esta teoría no solo la encontramos en el discurso de la oposición, sino que también forma parte sustancial del discurso explícito de los partidarios más entusiastas del régimen.

Pese a que la importancia de Aleppo le ha supuesto el cuasi monopolio de las miradas mediáticas y políticas, las batallas no se limitan a la Capital del norte. Ciudades como Aleppo, Darra, Herak, Idleb, Hama, Deir Azzor, así como amplias zonas rurales en todo el país, viven virulentos combates y sufren pesadas campañas de bombardeos tanto de artillería como de aviación, y esta última ya aparece con gran frecuencia tras la inhibición inicial de su utilización por temor a que eso provocase el decreto de una Zona de Exclusión Aérea.

Las consecuencias humanas de tantos frentes abiertos y de tantos bombardeos están siendo terriblemente duras. Los números de 3 cifras en lo que se refiere al recuento de víctimas mortales diarias ya son muy cotidianos, y los desplazados desbordan los campos de refugiados en los países vecinos al igual que llenan casas vacías, colegios, parques y hospitales de las pocas zonas tranquilas que quedan en Siria. Falta de todo, y lo poco que llega de ayuda humanitaria está muy lejos de ser suficiente.


Diplomacia entumecida

Fuera del campo de batalla, el trabajo político y diplomático parece más encaminado a dar la sensación de que se está intentando algo que a hacerlo realmente. La dimisión de Kofi Annan, enviado de la ONU y la Liga Árabe, como consecuencia del fracaso de su plan de paz y la retirada de los observadores internacionales del país, ha marcado claramente lo poco que se espera de la política. Lakhdar Brahimi, un veterano diplomático argelino, ha sucedido a Annan en sus funciones.

Los actores regionales, más preocupados en consolidar su papel como agentes clave en el conflicto, ya sea de un lado u otro, no paran de lanzar iniciativas y planes que solo suenan en su propia prensa durante un día o dos, para luego caer en el olvido. A este carrusel de iniciativas se ha unido Egipto, que parece intentar volver a ser un actor clave en la región a través de una propuesta de un grupo de contacto formado por potencias regionales (Irán, Arabia Saudí, Turquía,..) para buscar una solución consensuada. Esta iniciativa ha enfurecido a un gran sector de la oposición siria, ya que esperaban una posición más contundente del nuevo presidente egipcio (que pertenece a los Hermanos Musulmanes) a favor del levantamiento contra Al-Asad, pero los cálculos de Morsi y su gabinete parecen dirigirse hacia mejorar una, históricamente, malísima relación entre Egipto e Irán.

Con sus últimas declaraciones sobre Siria, Obama ha sembrado más dudas que certezas sobre lo que EEUU piensa hacer en Siria. El presidente americano ha dicho que un hipotético uso del arsenal químico y biológico sirio sería un “Punto de inflexión” en el conflicto y “marcaría una línea roja”. Algunos opinaron rápidamente que este es el pretexto para intervenir, sin embargo otros dijeron que esta declaración supone todo lo contrario, ya que marca lo inaceptable de manera clara, lo que supone que todo lo que está por debajo es, como mínimo, tolerable. Lo cierto es que esta declaración no es favorable para quien esperaba que se decretase una Zona de Exclusión Aérea al menos sobre parte del territorio, sobre todo tras la intensificación del uso de los bombarderos y cazas.

Por su parte, Rusia lo tiene claro, y más claro que se lo deja a los sirios y al mundo; Apoya, y seguirá apoyando al régimen de Al-Asad.