Todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones y hacer un análisis certero sobre el presente y el futuro de Túnez tras la revuelta popular que ha acabado con 23 años de reinado de Ben Alí (y cía.. nunca mejor dicho), este texto no pretende ser un análisis "científico" sobre lo ocurrido en las últimas semanas, más bien son apuntes de un observador que se declara encantado con la victoria del pueblo ante la tiranía y espera con ansiedad (y preocupación) que la victoria sea definitiva, objetivo que tiene muchos enemigos, demasiados..
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Un chico de veintitantos, informático, trabaja de vendedor ambulante de frutas y verduras para poder dar de comer a su familia (hasta aquí una estampa millones de veces repetida en el mundo árabe y en todo el tercer mundo). Un día de diciembre la policía le esparce la mercancía por el suelo por no tener el permiso de vendedor ambulante, al intentar salvar su mercancía este chico recibe una bofetada en la cara y varios insultos. Tras un fallido intento de poner un queja en el ayuntamiento (de Sidi Bouzied) este chico coge una garrafa de combustible, se la echa por encima y se quema "a lo Bonzo" en la principal plaza del pueblo..
El chico, Mohammed Bu Azizi (en la imagen superior), murió días más tarde, pero millones de personas, jóvenes y no jóvenes, que se identificaron con el drama del chico ya sea porque lo viven en sus carnes o en las carnes de sus hijos, se echaron a la calle durante semanas y lograron que el tirano escapara cual rata de cloaca (eso sí, con tonelada y media de oro, según informa hoy Al-Jazeera).
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Fue, y está siento, una revuelta completamente atípica; Sin cabecillas, sin partidos organizando actos de protesta, sin discurso, sin tendencia política.. es la revuelta de un pueblo harto de la pobreza, el paro y la corrupción que aumentan exponencialmente al engrosamiento de las fortunas del clan dominante. Un pueblo harto de una élite dictatorial que tiene las cárceles llenas de opositores y la diáspora poblada de exiliados, un régimen que pese a que todas las ONGs que se ocupan del tema lo declaran como uno de los 10 enemigos más feroces de la libertad de expresión en la red en todo el mundo es declarado como "pro-occidental" en la prensa de manera desvergonzada (en el argot mediático- político ser pro-occidental es ser bueno, da igual que seas el mayor tirano de la historia, este adjetivo te absuelve de tus pecados).
Esta revuelta le ha roto los esquemas a mucha gente, a casi todo el mundo diría yo, pero sobre todo a los orientalista culturalistas que sólo saben analizar lo que pasa en Oriente en base a explicaciones cultural- religiosas.. Estos que difunden que los árabes (y musulmanes) sólo los mueve la religión y un clérigo.. Estarán extrañados de ver como esta revuelta popular no ha tenido nada de eso, que la gente reclama el derecho a trabajar y vivir con dignidad y que todo lo demás le da igual.
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¿Y qué decir de Europa?
En los últimos días he leído y escuchado muchas opiniones de gente que decía: "¿Pero Túnez era una dictadura?" y cosas por el estilo. El régimen de Ben alí era (hablar en pasado corresponde, por ahora, a un deseo más que a una realidad) muy colaborador con occidente en lo político, formaba parte de estos regímenes que el orientalismo político- mediático denomina "moderados" (moderados con el su trato con occidente, como traten a su pueblo es irrelevante, por supuesto), además, su sistema económico se basaba en la liberalización salvaje al más puro estilo neocón a la par que una política de "fomento de las inversiones", es decir, las élites políticas garantizan total libertad a las empresas extranjeras para que operen sin ningún problema (incluido pasar de las leyes fiscales y de trato a los trabajadores) a cambio de "gratificaciones" amistosas. Además, para darle aun más colorido a la amistad con occidente, el régimen tunecino impuso una laicidad muy dura que ayudaba mucho a venderse en sitios donde se entiende prohibir el velo o restringir el derecho a rezar como algo "democrático" y "modernizador" cuando se trata de musulmanes.
Europa ha sido el mayor aliado del tirano destronado (y lo sigue siendo de muchos más tiranos). Le ha dado la espalda al pueblo tunecino con su cómplice silencio e incluso ha intentado ayudar al tirano a "controlar la situación" una vez comenzadas las protestas. La opinión pública europea tiene que saber que sus gobiernos (y sus empresas) colaboran con dictaduras despóticas y que su connivencia con tiranos y déspotas de todo el mundo deja la imagen de los pueblos europeos en muy mal lugar, aparte de degradar el significado de la democracia al usar dicho valor de manera interesada sólo contra quién no agacha la oreja.
[Callando sobre Túnez-José María Ridao, El País]
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Como dije al inicio de este texto, nada está hecho por ahora, es más, es este el momento en el que hay que empezar a hacer una vez se la largado el tirano (a Arabia Saudí, otro de los regímenes "moderados" y "pro-occidentales" de la zona .. ¿Saben que las mujeres no pueden salir solas a la calle ni conducir en la "moderada" y "pro-occidental" Arabia Saudí"?). Hay que impedir que el régimen se herede a sí mismo, o que algunos de sus cabecillas sigan incrustados en el poder impidiendo una depuración completa y una transición democrática profunda. Hay que pararle los pies toda fuerza política que pretenda apoderarse de los resultados de la revuelta para montar otra dictadura, sea del color que sea (Comunista, nacionalista, panarabista, islamista.. etc.), hay que protegerse de los servicios secretos de los regímenes árabes (y de muchas "democracias" occidentales) que no van a permitir que una revuelta que se atreve a descabezar a un régimen pueda acabar bien porque esto animará a otros pueblos oprimidos a intentarlo.
Con lo bien que les iba a todos esto sinvergüenzas con los ejemplos de Irak y Líbano para deslegitimar cualquier afán democratizador (¿Qué quieres? ¿Acabar como Irak o como Líbano? Déjate de democracia y libertades.. estas cosas son de Europa, los árabes nos saben ser democráticos).
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Por primera vez en décadas los pueblos árabes tienen ilusión, ven algo de luz al final del túnel, el pueblo tunecino les ha demostrado que no hay tirano fuerte frente a la voluntad popular.. Somos millones los que queremos que esto acabe de la mejor manera posible para Túnez, no sólo porque se lo merece (que se lo merece y mucho) sino porque deseamos con ansiedad volver a vivir estos momentos otras 21 veces (bueno, ahora que Sudán se partió son 22), que es el número de los países árabes.