Ante una audiencia formada por clérigos musulmanes, el presidente Assad ha pronunciado un nuevo discurso relativo a la crisis que vive el país. Este discurso ha sido emitido por el canal “Nour Al-Sham”, una cadena estatal de carácter religioso recién inaugurada y puesta al servicio de los clérigos afines al régimen. Este canal fue presentado como parte de las “reformas” que supuestamente emprendió el régimen, sin llegar a entender a qué experto en relaciones públicas se le ocurrió la idea de presentar un canal de televisión de temática exclusivamente religiosa como “respuesta constructiva” ante las demandas populares.
El discurso ha sido marcadamente antioccidental, algo habitual en el discurso oficial sirio. Pero la novedad ha residido en el marcado carácter islámico, algo no tan habitual en un régimen al que le gusta presumir de “progresista” y “laico” y que presenta al integrismo islámico como parte de la “triada” del mal junto al imperialismo y el sionismo. Sorprende mucho que el presidente Asad diga, por ejemplo, que occidente “Odia a los árabes y a los musulmanes” cuando gran parte de su imagen pública, antes y después de heredar el poder, se construyó sobre la “modernidad” que aprendió al haber hecho carrera académica en occidente.
El discurso no ha tenido mucho más contenido que esta nueva forma de síntesis, que busca acariciar el recelo musulmán hacia occidente para crear un frente común entre el régimen y el sentimiento conservador islámico. Todo lo que ocurre en Siria es una conspiración de occidente, recordemos.
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