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Hafez Al-Asad, el tirano padre |
Hace ya 13 años que Siria vio como el “líder hasta la eternidad”, como nos obligaban a gritar en el colegio todas las mañanas antes de clase, también era mortal, un hecho poco fácil de asimilar para cuatro generaciones de sirios que no conocieron otro presidente que no fuera Hafez Al-Asad, y del que solo escuchaban maravillas sobrehumanas en la televisión y el colegio.Aquel 10 de junio fue el día de la intervención de la naturaleza en
un proceso que empezó al menos década y pico antes: la sucesión en
el Reino del Silencio.
A diferencia de otros tiranos árabes,
los hijos de Hafez Al-Asad no estuvieron expuestos a la vida pública
durante su infancia y temprana juventud. Este dato concuerda con la
poca afición de su padre a aparecer en público; Hafez Al-Asad
hablaba en público lo justo, y solo cuando el protocolo lo hacía
necesario. Aun así, es uno de los tiranos que más ha ocupado el
espacio público del país que gobernó. Las fotos de Hafez estaban
en todas las paredes, sus cada vez más grandes estatuas estaban en
las plazas de todo pueblo, y su nombre se escuchaba en por todo el
país aun cuando no se habla de política: Hospital Al-Asad,
Biblioteca Al-Asad, etc.. Incluso la red de escuelas coránicas del
país tenía el nombre del líder que presumía de “laico”.
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De las pocas imagenes públicas de los Asad, a finales de los 80 |
Hafez estaba en todos lados, como sus
espías, pero al mismo tiempo estaba ausente. Solo aparecía muy de
vez en cuando para contar lo pronto que llegará la liberación de
los Altos del Golán y de Palestina, de lo bien que va la lucha
contra el imperialismo, y de que la unidad árabe está más cerca.
Los asuntos internos del país, ya sea la política (inexistente), la
economía o la administración eran temas menores en los que el
“líder padre”, como también era denominado Hafez, no perdía su
valioso tiempo.
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Basel Al-Asad |
En este contexto de manejo de imagen,
era obvio que la irrupción abusiva en la esfera pública del joven
Basel, primogénito del caudillo sirio, tenía connotaciones
políticas: Era el heredero. Basel era presentado como un brillante
oficial del Ejército y un deportista invencible en el campo de la
equitación. Era el campeón de Siria todos lo años, y sus
competiciones eran televisadas por la única cadena estatal. El único
año que Basel no logró ganar el título sirio la televisión se
apresuró en emitir como los veterinarios estaban administrando
inyecciones a su caballo .. nos querían decir que el hijo del
presidente no ganó porque su caballo estaba enfermo. Entre los años
1987 y 1993 se extendieron los clubes estatales de hípica por todas
las provincia. Todos, por supuesto, tenían el nombre de Basel
Al-Asad. Aparte, se inauguró en la provincia costera de Latakia un
macro festival anual llamado “festival de la fraternidad y la paz”,
con Basel como patrón y anfitrión, en el que todos los años se
daban cita las grandes figuras de la música árabe. El festival
contaba también con competiciones deportivas y un torneo de hípica
en el que, por supuesto, siempre ganaba Basel.
(Basel Al-Asad inaugurando los Juegos del Mediterráneo en Latakia- 1987)
En la que puede considerarse como la
única derrota de la ambición política de Hafez Al-Asad, Basel
murió a finales de enero de 1994 en un accidente de tráfico. En su
lujoso y majestuoso funeral apareció un asustado, alto y delgado
chico al lado del caudillo. Esta era la primera vez que Bashar
Al-Asad aparecía a gran escala. El segundo hijo de Hafez Al-Asad era
médico, y preparaba su especialidad en Reino Unido alejado y aislado
de las intrigas del poder. Aquella fue también la primera vez que
alguien encontró similitudes ente la vida de la familia Asad y el
guión de El Padrino, un chascarrillo que fue ganando gracia a medida
que se acumulaban las coincidencias y que acabó siendo muy pesado de
digerir de tanto usarlo en prensa internacional.
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Bashar, de gris, a la izquiera de su padre en el funeral de Basel |
Tras la muerte de Basel, Bashar volvió
definitivamente a Siria y fue ocupando el lugar público que dejó su
hermano, pero con cambios de perfil mediático que no solo respondían
a las diferentes personalidades de los hermanos sino que también
servían a los cambios de planes políticos del caudillo; a finales
de los 80, con la intifada palestina en marcha y las relaciones
tensas con EEUU e Israel la situación exigía un perfil militar de
firmeza, determinación y fuerza, que era el perfil que presentaba
Basel, pero en 1994, con las relaciones con EEUU en su mejor momento
desde hace décadas tras la participación de Asad en la coalición
internacional que sacó a Saddam Hussein de Kuwait en 1991 a cambio
de poderes para finiquitar la guerra civil libanesa a favor del
régimen sirio, y con el lenguaje belicista contra Israel sustituido
por la paz como “opción estratégica” según definición de
Al-Asad padre, el contexto exigía una cara más moderada, con poco
discurso ideológico y mucha imagen de modernidad, aperturismo y “de
campechano”. Al mismo tiempo que el eslogan “Hafez es nuestro
líder, Basel es nuestra inspiración, y Bashar es nuestra esperanza”
iba colonizando el secuestrado espacio público de todo el país,
Bashar era presentado como un aficionado a la fotografía y las
nuevas tecnologías que lo mismo aparecía sin escoltas visibles para
ver una función de teatro en Aleppo que se paseaba por el Damasco
antiguo antes de cenar en uno de sus conocidos restaurantes. A su
imagen y semejanza se creó la Asociación Científica Informática
de Siria, un ente que prodigaba su voluntad de promocionar las nuevas
tecnologías de comunicación que daba una imagen rompedora con la
asfixiante censura existente en el país tanto en las comunicaciones
interpersonales como en los medios masivos, exclusivamente estatales.
Comenzaba el mantra:”El padre es un militar chapado a la antigua,
pero Bashar es diferente.. es aperturista y moderado, y su vida en
occidente la ha dado una visión de las cosas muy alejada de la
ortodoxia militarista Baathista”, un mantra que no solo circulaba
por Siria sino que era repetido obsesivamente en muchos medios árabes
y occidentales, sobre todo cuando Bashar viajaba fuera del país para
ser recibido en muchos países, tanto árabes como europeos, con
honores de Estado pese a que, oficialmente, solo era un oficial de
medio rango y presidente de una asociación informática.
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Bashar Al-Asad recibiendo el pésame deAlbright |
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Ya a finales de los 90, y coincidiendo
con el fallecimiento de los monarcas de Jordania y Marruecos, la
administración Clinton no ocultaba su entusiasmo por una segunda
generación de dirigentes árabes que decía que serían modernos,
más familiarizados con occidente y menos influenciados por la lógica
política árabe de mediados de siglo pasado. Bashar era citado como
ejemplo junto a Mohammed VI de Marruecos y Abdallah II de Jordania
pese a que Siria, oficialmente, era una República y no una monarquía
con príncipes herederos. Nadie lo dudaba ni intentaba disimular su
certeza.. estaba pactado y acordado en el plano internacional: Era el
heredero. Así quedó plasmado el 13 de junio del 2000 durante la
asistencia de Madeleine Albright al funeral de Hafez Al- Asad, cuando
presentó las condolencias oficiales a Bashar Al-Asad, en lugar de
seguir el protocolo presentándolas al vicepresidente, y alabó la
“transición tranquila de poderes” solo tres días después de
uno de los días más vergonzosos de la historia de Siria, cuando se
reunió la Asamblea del Pueblo (el supuesto parlamento, formado por
miembros del Baath y partidos afines, burócratas y líderes tribales
y religiosos) de urgencia a la hora de anunciar la muerte de Hafez
Al-Asad y aprobó, por unanimidad, en escasos minutos, y entre
ridículas competiciones entre los “parlamentarios” para salir
más lloroso y triste en la tele, el cambio de la edad mínima que
marca la constitución para el presidente de 40 a 34 años, que era
la edad de Bashar en aquel momento, y el ascenso de este 6 rangos
militares de golpe para nombrarlo Capitán General del Ejército y
Fuerzas Armadas.
(ِEl ministro de asuntos religiosos anuncia la muerte de Asad padre en TV estatal, luego retransmisión desde la Asamblea del Pubelo)
A nadie le interesó la voluntad de los sirios más
allá de un ridículo “referéndum” que no era más que un
festival de exaltación de la lealtad por parte del Ejército y las
instituciones del Estado, y la movilización política era imposible
en aquel momento con una oposición liquidada que, tras 3 décadas de
clandestinidad, cárcel, ejecuciones y exilio solo le quedaba
apostar, entre el entusiasmo de algunos y el pesimismo de otros, por
que el heredero necesitará hacer algún gesto aperturista en lo
político para acabar de darle forma a las facturas internacionales
pagadas por su padre a cambio del apoyo a la sucesión. Esta
“apertura” llegó en la ridícula forma de un discurso de
investidura plagado de promesas inconcretas de cambio, habladurías
sobre cambiar la “vieja guardia” por nuevas caras y el permiso
oral para que los opositores e intelectuales se reúnan en recintos
privados a debatir, con aforo controlado y sin tocar un montón de
líneas rojas, sobre temas culturales y políticos, este breve
periodo de cierto respiro fue bautizado como Primavera de Damasco.
Duró un año y medio, y a mediados de 2001 volvieron las acusaciones
de “traición” a los opositores, y la práctica totalidad de los
opositores de la Primavera de Damasco, incluidos aquellos optimistas
con la nueva era, volvió a poblar las cárceles.
El resto de la historia: 11 años de
neotiranía, luego 100 mil muertos, millones de desplazados internos
y externos, y Siria convertida en un solar posapocalíptico bajo el
eslogan favorito de los soldados del Ejército y los matones de las
milicias afines al régimen:”O Al-Asad, o os quemamos el país”.
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