Riad Hijab, nuevo Primer Ministro |
Tras más de un año y dos meses de la
formación del gabinete presidido por Adel Safar, un tiempo en el que
no ha cambiado el rol del gobierno como mero ejecutor burocrático de
las políticas impuestas por el núcleo político-militar del
régimen, hoy el presidente Asad, cumpliendo con los poderes
absolutos que no han sido tocados con la nueva constitución (también aquí), ha
decretado la formación de un nuevo gobierno. Este, a la espera de la
publicación de los nombres de los ministros, estará presidido por
Riad Hijab, ministro de agricultura del anterior gabinete.
A diferencia de lo que esperaban los
crédulos del “reformismo” de Asad o los que pronosticaban algún
golpe de efecto mediático como el nombramiento de Qadri Jamil
(estandarte de la “oposición leal” al régimen y parlamentario
estrella en la nueva Asamblea del Pueblo), la presidencia del
gobierno caerá, otra vez más, en manos de un personaje curtido en
el aparato del Baaz; fue miembro de la Dirección Provincial del
“Partido” en Deir Ezzor (su provincia natal, al este de Siria),
luego jefe provincial de la Unión General de Estudiantes (formación
estudiantil del Baaz, de afiliación obligatoria para todos los
estudiantes), luego secretario provincial del Baaz en Deir Ezzor,
luego Gobernador de Quneitira, luego Gobernador de Latakia, y
finalmente ministro de agricultura.
Por supuesto que este tipo de
nombramientos no tiene ningún efecto político más allá del
interés de la burocracia del régimen, y para la opinión pública
opositora no pasa más allá de ser un motivo de burla, como el hecho
de que en Siria la gente se sabe más los nombres de los ministros
libaneses que los de los ministros sirios.
El puesto de Primer Ministro en Siria suele ser utilizado como cabeza de turco por parte de la propaganda del régimen, y los periódicos oficialistas, ejerciendo una "libertad" falsa e insultante a la inteligencia de los sirios, suelen atacarlo como si fuese una figura soberana y con capacidad de decisión, y el cese o procesamiento de ex jefes de gabinete suele ser el recurso simbólico de "borrón y cuenta nueva" del régimen cuando las cosas van mal o se necesita un cambio de rumbo en el discurso. Así, figuras como Abdulrauf Al-Kasem, Mahmoud Al-Zoubi, Mustafa Miro o Naji Otri son utilizadas como responsables de todos los "errores". El segundo de los citados, Mahmoud Al-Zoubi, fue PM de Hafez Al-Asad durante casi 10 años, y se suicidó a finales de los 90 tras su cese y el inicio de su procesamiento por corrupción en el marco de la promoción de Bashar Al-Asad como futuro presidente "honrado" que ha empezado a limpiar los círculos de poder incluso antes de estar en el cargo.