23.2.12
Mañanas y recuerdos
Esta foto fue tomada en uno de los campos de refugiados sirios en Turquía, donde se calcula que hay ya más de 10000 ciudadanos sirios que huyeron de la maquinaria de muerte del régimen para malvivir en tiendas de campaña, en condiciones pésimas, y dependiendo de la ayuda de voluntarios y de organismos internacionales para subsistir.
El colorido de la ropa de los dos niños se asemeja a una revolución contra lo blanco de las tiendas de campaña, también lo ha debido ser contra las nevadas que obligaron a evacuar a los habitantes de varios de estos campos hace un mes. Es también una revolución contra el verde- kaki de los militares, el mismo verde que llevé en el uniforme militar del instituto (hasta mediados de los 2000, el uniforme obligatorio de instituto era militar). Que estos niños sigan vivos es, en sí, una revolución triunfadora.
Siempre he reivindicado el recuerdo como recurso revolucionario, ya sea en forma de memoria histórica hecha de lo que hemos vivido las últimas cuatro décadas bajo la tiranía del clan Asad, o como factor que asegure que nuestra causa no se deshumanice, deshumanizándonos con ella.
La causa de la libertad del pueblo sirio está hecha de decenas de causas confluentes, y una de estas causas es que los niños sirios comiencen a construir recuerdos en sus casas, sin familiares presos, desaparecidos o muertos por la represión, en calles libres del terror de los esbirros del régimen, y en colegios donde no se empiece a adoctrinar a los niños en el culto al líder antes, incluso, de enseñarles a leer y a escribir.
Pero, antes de todo, hay que evitar que el recuerdo de estos dos niños, y de los demás niños refugiados, de las tiendas de campaña sea, el día de mañana, algo más que algo fugaz y borroso.
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