La costumbre de Israel de hacer feos hacia sus amigos y aliados es de sobra conocida. No tiene ningún reparo en dejar en mal lugar a un aliado o molestarlo con algo, sobre todo si este aliado está en el camino del ejercicio del odio visceral hacia los palestinos. Hay mucho ejemplos que citar, como por ejemplo la utilización de pasaportes de países aliados en la “operación” de asesinato del dirigente de Hamas Mahmoud Al Mabhouh en Emiratos Árabes, o el anuncio de la construcción de nuevos asentamientos en Jerusalén Este el mismo día de llegada de Joe Biden en su primera visita como vicepresidente de EEUU.
España no ha sido una excepción en este aspecto. No lo fue con el gobierno de Aznar, cuya condición de entusiasta de Israel y del sionismo no le ha otorgado la categoría de merecedor de más respeto de lo normal. Durante sus legislaturas Israel destruyó varios proyectos en los que España invirtió dinero através de la Agencia Española de Cooperación o de los programas de ayuda de la UE, el más importantes fue el aeropuerto de Gaza. Por supuesto menos lo fue con Zapatero.
Hace unos días el gobierno español anunció, en boca de la ministra de exteriores, el compromiso de España con el reconocimiento y protección de Israel como “Hogar nacional para el pueblo judío”. Este anuncio se unía a más gestos amistosos por parte del gobierno del PSOE, como por ejemplo "asesorar" sobre Boom inmobiliario a un país condenado por todos los organismos internacionales por su política colonizadora en los territorios ocupados. Israel ha devuelto hoy los gestos anunciando la demolición de una central fotovoltaica en la que España ha invertido 300000 Euros, y de la que dependen 40 familias palestinas.
Un éxito más de la política exterior del gobierno de Zapatero..
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